miércoles, 12 de octubre de 2011

Las ideas no valen nada


Steve Jobs no inventó nada.

Sé que la afirmación es muy radical, e incluso osada por el número de patentes que registró, pero en gran medida es cierta. Tan cierta como que reinventó y dio sentido de negocio a la mayoría de los avances tecnológicos que pasaron por delante de él.

Y es que ejemplos hay muchos. No inventó el sistema de ventanas, pero hizo de él algo sencillo e intuitivo. No inventó el ratón, pero hizo de ello el eje de interacción de su Mac. No inventó las apps, pero hizo de ellas una forma central de enriquecer al dispositivo. No inventó las tabletas, pero hizo del iPad el dispositivo perfecto entre el móvil y el pc, no inventó el mp3... y así con muchas cosas. No inventó nada, pero reinventó todo. En gran medida hizo un mashup con todas las ideas que ya existian y las puso en valor desde el punto de vista de a quién tenian que enamorar, a quién tenian que atraer.

A menudo te sueles encontrar con gente que tiene ’ideas de negocio geniales’, con presentación incluida, que no pasan el más mínimo juicio crítico a nivel de coherencia o de sencillas preguntas como ’¿a quién puede interesarle?’

Las ideas valen poco sin materializarse, y no hablo sólo de desarrollarlas, hablo de hacer que primero tengan sentido, coherencia y perspectiva desde el punto de vista del usuario final. Aunque sólo sea como punto de partida.

Steve Jobs demostró que este punto de partida es imprescindible y que sabía hacer realidad lo que otros habían tenido a su alcance y no habían sabido llevarlo al éxito, conectando puntos, como él decia, algo que no supieron ver sus inventores.

jueves, 6 de octubre de 2011

Steve Jobs también deja cosas no tan inspiradoras

Desgraciadamente hoy ha fallecido una de las personas que más ha influenciado el mundo de la tecnología de uso cotidiano en los últimos años: Steve Jobs.

Hoy he vuelto a escuchar el discurso de Stanford y me he emocionado de nuevo. Todo encaja mejor; es como si lo hubiera dejado escrito ahora. Es muy inspirador a nivel individual, sin ninguna duda.

Pero no todo es perfecto, no debe serlo de hecho, y nunca lo es. Hay algo en su legado que no es bueno y que en cierta forma contradice el origen de su viaje.

Está claro que iPhone fue la culminación de una idea que venía gestándose desde hacía tiempo con el nacimiento de iPod y de alguna forma precedido de otros éxitos de la compañía, pero en cualquier caso creo coincidir con la mayoría en pensar que ha sido una de sus grandes revoluciones, o por lo menos la que más ha influido en el panorama de la movilidad.

Tengo cerca de una decena de dispositivos de Apple: ordenadores, mp3, tabletas, móviles... puede que no sea objetivo, pero voy a intentarlo. Y es que voy a tratar de explicar parte de un legado perjudical que deja, que también lo hay.

Según mi punto de vista, el peor de todos es demostrar a las otras compañías líderes en tecnología, que el éxito completo pasa por tener un ecosistema completamente bajo control. Donde cualquier innovación que surja del fantástico plantel de posibilidades que se brinde pueda verse coartado si amenaza a alguna parte del negocio del monopolio. O lo que es peor: mantener la amenaza con arbitrarios cambios en condiciones unilaterales que en algún momento podrían hacerse efectivas.

De alguna manera el éxito de proporcionar a los usuarios un acceso a la tecnología tan bello e intuitivo suele ejercer de somnífero a la crítica que pudiera subyacer en los que nos dedicamos a, modestamente, innovar en letras minúsculas con el uso de las opciones tecnológicas que nos brinda su poderosa plataforma, y que en cualquier momento puede verse en tu contra.

¿Quién abriría un negocio en un centro comercial en el que como norma escrita se estipulara que pueden cerrártelo de un día para otro sin previo aviso? Pues miles de empresas lo están haciendo en estos momentos... y no tienen más remedio: publican aplicaciones que infringen total o parcialmente alguno de los muchos usos restrictivos de su plataforma.

Eso está ahí, y también lo han aprendido otros fabricantes, no sólo que la tecnología puede ser bella y el teclado prescindible, si te lo propones.

Otro día hablaré del legado positivo, que compensa con creces esta semilla de discordia que tengo dentro de mí con unos dispositivos que realmente me fascinan y que en gran parte han cambiado mi visión de la tecnología. Recordaremos lo bueno también, que es mucho.